mis ojos no concilian descanso,
el silencio de la noche es estremecedor,
y el pensar en la nada lo más ocioso para pasar el tiempo.
Los vagos recuerdos retumban sin cesar,
las risas volcadas en piel marchita,
los pies cansados por kilómetros recorridos sin rumbo,
cicatrices tatuadas de historias inconclusas.
La noche en vela, enigma del futuro,
el mundo comienza a girar cada vez más rápido,
el tiempo deja de ser aliado volviéndose enemigo público,
los sueños más escasos por la certidumbre venidera.
Vela la noche, noche de vela,
de los peces al cántaro vacío en espera de ser llenado,
de los campos al ser cultivados,
y de estos ojos que necesitan ser velados.
Antonio Sánchez
17- Jul- 2010
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