El despertar nocturno interrumpe mi melancolía,
la trágica ironía ataca nuevamente
cuando mis sentidos se atrofian.
El sonido turbulante del silencio ancla
sobre las olas de la expectativa.
La música revolotea en mi mente
atormentandome cual marino atacado por
la sutileza de cada nota producida por su boca.
Sus ojos no me miran, me observa como si fuera la siguiente presa,
Su aroma atrofia la imaginación
que solo me lleva al mismo lugar.
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