Saludos.
Hace unos minutos que vengo llegando de jugar un partido de americano, donde perdimos por muchos puntos a nada; no sería la primera vez que perdiera un partido, pero en el camino de regreso, me puse a reflexionar acerca del juego, de cuales habían sido los problemas, en dónde estaba la falla en el equipo y como muchas veces, llevo el americano como analogía de la vida...
Continuando con mi trayecto a casa, revisando noticias, etc, me di cuenta que no sería justo tratar de luchar una batalla que ya había perdido hace tiempo, dónde había fallado y aún cuando se presenta una oportunidad, después de jugar los primeros "Drives" (series de juego), me di cuenta que mi ofensiva carecía de ataque, que mi defensiva estaba desplomada. Es decir, veo que trato de jugar como antes, sin importar nada, simplemente luchar para ganar, sin ponerme a reflexionar y analizar cuales habían sido mis puntos fuertes o mis puntos débiles.
Me di cuenta que el equipo contrario había cambiado, que ya no necesitaba enfrentarse contra mi, que prácticamente ya había ganado, su estabilidad de juego, su ritmo aún con complicaciones estaba bien, ahí llegué a la reflexión que no debería de tratar de romper defensas, que no trataría de separar algo que ya estaba unido (bien que mal), no es justo.
Aún cuando amo el juego, aún cuando amo a alguien, uno debe saber hasta donde se debe de enfrentar y cuando uno debe de dejar de jugar.
Quizá toda esta analogía suene un tanto compleja o un tanto larga, pero me he dado cuenta que no debería de tratar de romper lazos, que el verdadero amor es dejar a las personas libres, aún cuando estas no estén con uno como se quisiera, es el hecho de valorar que esas personas también quieren seguir creciendo, avanzando, que no están ahí fijamente en espera de que uno llegue para retomar algo desde el punto donde se quedó.
Hoy la derrota tiene un sabor de amor, por el hecho de estar consiente de las cosas, de no forzar nada, de simplemente ser un espectador, amando en silencio... ¿Qué pasará después? ¡NADA! simplemente seguir así... porque aún cuando uno está acostumbrado a ser un guerrero y luchar hasta morir, el tiempo y las estrategias cambian... muchas veces es de sabios el hecho de no luchar algo que ya está perdido, mejor aprender de esas derrotas para mejorar como persona.