sin que me mires a los ojos,
sin que tus labios leven un suspiro,
ni tu olor recorra mi ambiente.
Te quiero porque sois mi salvación,
mi despertar del letargo,
porque sois mi verso no escrito,
y mi novela inconclusa.
Te quiero desde aquel instante
en que mis ojos se posaron frente a ti,
y tu timidez flamígera
hicieron de mi tu presa.
Te quiero desde aquella mañana de diciembre,
en que por fin me besaste,
te quiero, desde aquél instante
en que en mi vida te quedaste.
Antonio Sánchez
29- Jun- 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario