Revisando viejas libretas, me encontré con un cancionero del grupo británico QUEEN, quien desde niños escuchaba, me gustaban todas y cada una de sus canciones, que cantaba a finales de la primaria, secundaria, pocas veces en la prepa y así poco a poco iba olvidando de su magia tanto en la interpretación de Freddy Mercury, como en la guitarra de Brian May, en la batería de Roger Taylor y el bajo de Jhon Deacon.
Ellos, siempre estuvieron conmigo en las buenas y en las malas, quizá no físicamente pero en sus canciones, en su música, me acompañaron en varias borracheras que quizá hoy en día extraño volver a sentirme en un estado etílico cantando "Love of my life", "Bohemian Rapsody", "Somebody to love", "Inuendo", "We will rock you", "Killer Queen", etc. Pero una de las canciones que siempre me ayudó a salir adelante, por lo cual siempre sabía que vendría algo mejor, algo en qué creer y para ver una pequeña esperanza, siempre fue "THE SHOW MUST GO ON" (El show debe continuar) y sobre todo, cuando aprendes de que cuando estas frente a un grupo, frente a una organización, o frente a tu público, SIEMPRE, tienes que brindarte al 100% aún cuando tu situación anímica no esté del todo bien; aún cuando por dentro estés destrozado, o tengas muchas ganas de llorar, el show debe de continuar. Esto no implica que dejes de ser humano, o que no sientas; implica que uno siempre debe de ser fuerte aún cuando uno esté en las peores circunstancias.
En esta ocasión, dedicaré este pequeño espacio para un tributo a este maravilloso cuarteto británico, que nuevamente me está ayudando a salir adelante.
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