Es curioso. Cuando en algunas situaciones estás completo, no necesitas demostrar ante el mundo tu situación; no necesitas palabras, no necesitas gritarlo a los 4 vientos, no es necesario siquiera hacer mueca alguna; en cambio, cuando uno pasa por la calle de la amargura, ni todas las hojas, ni todas las plumas del mundo bastan para poder calmar la desesperación de la atormentada alma que ronda por una habitación sin salida, aún cuando sea esta transparente y sin muros.
La lejanía de las letras se ha estado presentando en estos 10 cómplices que muchas veces no quieren cooperar conmigo, igual que el momento especial donde la ociosidad del escribidor es sosegado por las llamadas redes sociales que es la intimidad más mostrada como en su momento lo llamaría así el gran "Monsi".
Atracan miles de ideas que se quedan perdidas entre el mar de gente, o en el espacio entre la cabeza y la computadora, donde se desvían del trayecto de la universidad a mi hogar, donde aveces incluso se llega a olvidar el viejo oficio del papel y el bolígrafo, por pixeles en un televisor o en el monitor de la laptop.
Es duro dejar de escribir cuando te sientes bien, no hay necesidad de expresarlo (lo reitero), pero aveces gana el escribidor como esta noche, después de tanto tiempo y con una gran fuerza interna, simplemente salta a la cabeza y a mis dedos gritan "NECESITO VOLVER A ESCRIBIR".
Hoy, me siento no sólo con la necesidad, sino también con el compromiso conmigo mismo de estar regresando a este sitio, o donde sea, para volver a escribir, siempre me he autonombrado uno escribidor, porque a fin de cuentas, sólo escribo por escribir, escribo para recordarme el camino a donde quiero llegar, o simplemente, para poder dormir tranquilo esta noche.
1 comentario:
Que bueno es tenerte de vuelta, prometamos no dejar la pluma nunca más... o al menos no por tanto tiempo
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